La confesión bíblica no es una barra de jabón para permanecer limpios. Es ponerse de acuerdo con la lógica de Dios revelada en Cristo. Le hablamos al pecado desde la cruz, no a Dios para persuadirlo de perdonarnos otra vez.
1 Juan 1:9 en contexto
Juan enfrenta a maestros que negaban el pecado y la encarnación de Jesús. Su llamado es a entrar en la verdad, no a instaurar un ritual perpetuo de recuento de faltas. La limpieza viene por la sangre de Cristo derramada una vez y para siempre.
Confesar: decir lo mismo que Dios dice
Confesar es afirmar lo que Dios afirma. El pecado fue tratado definitivamente en Cristo. Cuando fallamos, no negociamos perdón. Recordamos nuestra identidad y acudimos al Abogado que exhibe evidencia perfecta de una deuda cancelada.
Cómo luce esto en tu día a día
- Reconozco el hecho sin esconderlo.
- Me alineo con lo que Dios ya decidió en Cristo.
- Doy pasos prácticos acordes a mi nueva naturaleza.
Esta secuencia te mueve del remordimiento a la transformación.
No necesitas otro método. Necesitas acordar con Dios. Desde ahí, hábitos y pensamientos se vuelven incompatibles con quien ahora eres en Cristo.
Volver al inicio de la serie: Cómo ser libre de hábitos y pensamientos destructivos
